Aprender a escribir es la mejor manera de aprender a pensar.

Una persona escribe para convencer a alguien, incluso para seducirlo, para mostrarle con claridad unos planes, no para cumplir con unas reglas mohosas. Enmarcar el aprendizaje de la escritura en un esquema gramatical y sintáctico inviolable es mala idea y puede conducir al mutismo. Las reglas, que son necesarias hasta cierto punto, deben irse domesticando por el camino en forma desenfadada. Hay formas incorrectas de expresarse, eso es un hecho, pero la esencia de la escritura es la expresividad, no la corrección.

Solo dos premisas son de rigor a la hora de escribir: tener algo que decir y decirlo con gracia y elocuencia. La corrección y las reglas no son, pues, un fin en sí mismo sino medios para que la conversación no hablada fluya.

El propósito de este curso es mostrar algunas herramientas y algunos caminos para mejorar la escritura de cualquier miembro de la audiencia. No todos los caminos, claro que no. Puede que su escritura no mejore de la noche a la mañana. Lo que sí aportaremos es la conciencia de lo que se necesita para escribir mejor. Es necesario hacer una advertencia sobre el método. Al criticar este o aquel concepto la idea no es ofender a nadie, sino hacer claridad. Los talleres tendrán un formato sencillo: una primera parte expositiva y luego un espacio de preguntas, comentarios y reflexiones de los participantes.

Duración Taller: 4 sesiones de 2hrs cada una.